MONÓLOGO INTERIOR

MONÓLOGO INTERIOR O CORRIENTE DE CONCIENCIA

DEFINICIÓN: El monólogo interior es una técnica literaria con la que se reproduce en primera persona los pensamientos de un personaje, tal como brotarían de su conciencia. Esta técnica desempeñó un papel importante en la renovación de la novela en el siglo XX. Se atribuye la paternidad de esta técnica a Édouard Dujardin, autor de Les lauriers sont coupés (1888). James Joyce, que es el gran artífice de este recurso, refiriéndose a esta novela, señala que “el lector se encontraba, a partir de las primeras líneas, instalado en el pensamiento del personaje principal. El desarrollo ininterrumpido de este pensamiento, substituyéndose completamente a la forma usual del relato, es el que enseña al lector lo que hace este personaje y lo que le sucede.” El propio Dujardin escribiría en un ensayo de 1931: “El monólogo interior es […] el discurso sin oyente y no pronunciado, mediante el cual un personaje expresa su pensamiento más íntimo, el más cercano posible del inconsciente, anteriormente a toda organización lógica…”. Su objetivo es “evocar el flujo ininterrumpido de pensamientos que atraviesan el alma del personaje a medida que surgen y en el orden que surgen, sin explicar el encadenamiento lógico (…), por medio de frases reducidas al mínimo de relaciones sintácticas, de forma que da la impresión de reproducir los pensamientos tal como llegan a la mente”. Esta falta de lógica y articulación coherente constituye la diferencia esencial frente al soliloquio. Rasgos peculiares de este monólogo interior son, aparte de la no interferencia del narrador, la afluencia incontrolada del inconsciente […], la emergencia desorganizada y confusa de imágenes, sensaciones, sentimientos e ideas expuestas sin ilación lógica y con distorciones sintácticas, por medio de libres asociaciones, con la consiguiente alteración o disolución del tiempo y del espacio. Lo van a utilizar escritores como Virginia Woolf, William Faulkner, novelistas del Realismo Mágico hispanoamericano o la novela experimental española de los años sesenta,

El stream of consciousness (CORRIENTE DE CONCIENCIA)Según Eduardo Aznar (1996), en el ámbito de la teoría y la crítica literarias, para unos el stream of consciousness constituye la materia prima del monólogo interior y para otros, la distinción entre ambos conceptos es sólo de rango terminológico. Asimismo, Salvador García (2007) y Dolors Oller (2002) consideran que el stream of consciousness es el fenómeno psíquico propiamente dicho y el monólogo interior es la formulación verbal de ese fenómeno. es un concepto que aparece por primera vez en la obra The Principles of Psychology (1890) de William James, hermano de Henry James. James explicaba la conciencia con la metáfora de esta mentada “corriente” y afirmaba que lo que ocurre dentro de la mente es un flujo de imágenes e impresiones, pero también pensamiento verbal. Este pensamiento verbal fluye sin cesar y no se presenta de manera articulada, o sea, es irracional, espontáneo y caótico.

CARACTERÍSTICAS

En primer lugar, hay que tener en cuenta que, en el monólogo interior el discurso no va dirigido, ni directa ni indirectamente, a nadie, sino a un alter ego, como si la persona estuviera hablando con ella misma. Su antecedente es el estilo indirecto libre.Encontramos también una alternancia entre los pronombres de la primera y la segunda persona en referencia al mismo hablante, aunque esto no siempre sucede.

En cuanto al tiempo de la narración, el presente es el tiempo por excelencia y coincide con el presente de la actividad mental. Asimismo, se produce una oscilación entre lo que es recuerdo y lo que es proyecto; oscilación entre la realidad y lo posible y la imaginación y el deseo. Además, un gran desorden cronológico suele hacerse patente en la rememoración de la historia pasada y se elimina toda exposición o información completa respecto de los hechos pasados y de la situación presente.

Otro rasgo muy relevante es el alto índice de autorreferencialidad en las frases, por lo cual es muy corriente el uso de deícticos.

En el plano sintáctico, son muy comunes las abreviaciones y la carencia de conectividad. Por eso, los conectores discursivos (pausas gráficas) son mínimos o inexistentes, ya que no se trata de formular un texto cohesionado, sino de todo lo contrario: emular el pensamiento del personaje (cuanto más primitiva sea la fase del pensamiento, menos cohesionado estará el texto). En los casos extremos se evitan los signos de puntuación.

En lo que al léxico se refiere, se produce una aglutinación de palabras como forma de simular el torrente discursivo de la consciencia. También se caracteriza por la repetición de idas (obsesiones del personaje) y de palabras. A su vez, aparecen ciertas palabras que resultan totalmente opacas para el lector, el cual no tiene por qué entender el texto al cien por cien, puesto que ese no es el objetivo.

EJEMPLOS DE MONÓLOGOS TRADICIONALES.

MONÓLOGO TRADICIONAL DE SANCHO PANZA, CAPÍTULO X. SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE





Este soliloquio pasó consigo Sancho, y lo que sacó dél fue que volvió a decirse: -Ahora bien, todas las cosas tienen remedio, si no es la muerte, debajo de cuyo yugo hemos de pasar todos, mal que nos pese, al acabar de la vida. Este mi amo por mil señales he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo en zaga, pues soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrán que dice: «Dime con quién andas, decirte he quién eres», y el otro de «No con quien naces, sino con quien paces». Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las mulas de los religiosos dromedarios, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas a este tono, no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea; y cuando él no lo crea, juraré yo; y si él jurare, tornaré yo a jurar; y si porfiare, porfiaré yo más, y de manera, que tengo de tener la mía siempre sobre el hito, venga lo que viniere. Quizá con esta porfía acabaré con él que no me envíe otra vez a semejantes mensajerías, viendo cuán mal recado le traigo dellas, o quizá pensará, como yo imagino, que algún mal encantador de estos que él dice que le quieren mal la habrá mudado la figura por hacerle mal y daño.

MONÓLOGO DE CAMINO DE LA CELESTINA

CELESTINA.- Ahora que voy sola quiero mirar bien lo que Sempronio ha temido de este mi camino. Porque aquellas cosas que bien no son pensadas, aunque algunas veces hayan buen fin, comúnmente crían desvariados efectos. Así que la mucha especulación nunca carece de buen fruto, que, aunque yo he disimulado con él, podría ser que, si me sintiesen en estos pasos de parte de Melibea, que no pagase con pena que menor fuese que la vida, o muy amenguada quedase, cuando matar no me quisiesen, manteándome o azotándome cruelmente. ¡Pues amargas cien monedas serían éstas! ¡Ay, cuitada de mí, en qué lazo me he metido, que por me mostrar solícita y esforzada pongo mi persona al tablero! ¿Qué haré, cuitada, mezquina de mí, que ni el salir afuera es provechoso ni la perseverancia carece de peligro? Pues, ¿iré o tornarme he? ¡Oh dudosa y dura perplejidad! ¡No sé cuál escoja por más sano! ¡En el osar, manifiesto peligro; en la cobardía, denostada, perdida! ¿A dónde irá el buey que no are? Cada camino descubre sus dañosos y hondos barrancos. Si con el hurto soy tomada, nunca de muerta o encorozada falto, a bien librar. Si no voy, ¿qué dirá Sempronio? Que todas éstas eran mis fuerzas, saber y esfuerzo, ardid y ofrecimiento, astucia y solicitud. Y su amo Calisto, ¿qué dirá?, ¿qué hará?, ¿qué pensará, sino que hay nuevo engaño en mis pisadas y que yo he descubierto la celada por haber más provecho de estotra parte, como sofística prevaricadora? O si no se le ofrece pensamiento tan odioso, dará voces como loco, dirame en mi cara denuestos rabiosos. Propondrá mil inconvenientes que mi deliberación presta le puso, diciendo: «Tú, puta vieja, ¿por qué acrecentaste mis pasiones con tus promesas? Alcahueta falsa, para todo el mundo tienes pies, para mí lengua; para todos obra, para mí palabras; para todos remedio, para mí pena; para todos esfuerzo, para mí faltó; para todos luz, para mí tiniebla. Pues, vieja traidora, ¿por qué te me ofreciste? Que tu ofrecimiento me puso esperanza; la esperanza dilató mi muerte, sostuvo mi vivir, púsome título de hombre alegre. Pues no habiendo efecto, ni tú carecerás de pena ni yo de triste desesperación». ¡Pues triste yo! ¡Mal acá, mal acullá, pena en ambas partes! Cuando a los extremos falta el medio, arrimarse el hombre al más sano es discreción. Más quiero ofender a Pleberio que enojar a Calisto. Ir quiero, que mayor es la vergüenza de quedar por cobarde que la pena, cumpliendo como osada lo que prometí, pues jamás al esfuerzo desayuda la fortuna. Ya veo su puerta. (…) Todos me saludan. Ni perro me ha ladrado ni ave negra he visto, tordo ni cuervo ni otras nocturnas. Y lo mejor de todo es que veo a Lucrecia a la puerta de Melibea. Prima es de Elicia, no me será contraria.

Fragmento de monólogo interior de Las olas de Virginia Woolf

“Cuán extraño es sentir cómo el hilo que de nosotros surge se adelgaza y avanza cruzando los nebulosos espacios del mundo que entre nosotros media. Se ha ido. Aquí estoy, en pie, con su poema en la mano. Entre él y yo media el hilo. Pero ahora, qué agradable es, cuánta confianza infunde, saber que la ajena presencia ha desaparecido, que la escrutadora mirada se ha apagado, ha sido cubierta por una capucha…Con qué satisfacción cierro las ventanas y me niego a recibir otras presencias. Con qué satisfacción advierto que, de los oscuros rincones en que se refugiaron, vuelven esos desastrados huéspedes, esos parientes, a los que él con su superior poder obligó a ocultarse. Los burlones y observadores espíritus que, incluso en la crisis y la vacilación del momento, se mantuvieron vigilantes, vuelven ahora en rebaño al hogar. Con su ayuda soy Bernard, soy Byron, soy esto y lo otro. Como en anteriores tiempos oscurecen el aire y me enriquecen con sus bufonadas y sus comentarios, nublando la hermosa sencillez de mi momento de emoción. Sí, puesto que yo soy más yos de lo que Neville cree. No somos tan simples como nuestros amigos quisieran para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, el amor es simple. (…)”

  1. Indica el tema de cada monólogo.
  2. ¿Por qué el monólogo de Celestina es un monólogo de camino?
  3. ¿Qué diferencia hay entre el último monólogo y los anteriores?
  4. ¿Qué conflicto tiene cada personaje?

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