PELÍCULA DE LA BELLA DURMIENTE
MELOCOTÓN EN ALMÍBAR MIGUEL MIHURA
CUATRO CORAZONES CON FRENO Y MARCHA ATRÁS ENRIQUE JARDIEL PONCELA
ENTREMÉS
LAS ACEITUNAS
PASO
PERSONAS.
TORUVIO, simple , viejo.
ÁGUEDA DE TORUÉGANO, su mujer.
MENCIGÜELA, su hija.
ALOJA, vecino.
(Casa de un lugar. Mencigüela escucha música por unos auriculares. El padre Toruvio golpea la puerta con insistencia.)
Toruvio: ¡Válgame Dios, y qué tempestad ha hecho! Pues qué os tendrá aparejado de comer mi mujer, así mala rabia la mate. ¿Lo oís? muchacha, Mencigüela. Águeda de Toruégano, ¿lo oís?
Mencigüela: ¡Jesús, padre! Y nos vas a romper las puertas.
Toruvio: Mira qué pico, ¿ y adónde está vuestra madre, hija?
Mencigüela: Allá está en casa de la vecina, que le ha ido á ayudar a coser.
Toruvio: anda, y llámala.
Águeda: Ya, ya viene de hacer una poca carguilla de leña, que no hay quien se averigüe con él.
Toruvio: Sí, carguilla de leña le parece á la señora: juro al cielo de Dios, que éramos yo y vuestro ahijado á cargarla, y no podíamos.
Águeda: Ya, enhoramala sea, marido; ¡y qué mojado que venís!
Toruvio: Vengo hecho una sopa de agua. Mujer, por vida vuestra que me des algo que cenar.
Águeda: ¿Yo qué diablos os tengo de dar si no tengo cosa ninguna?
Mencigüela: ¡Jesús, padre, y qué mojada que venía aquella leña!
Toruvio: Sí, después dirá tu madre que no es nada.
Águeda: Corre, muchacha, hazle un par de huevos para que cene tu padre, y hazle luego la cama: y os aseguro, marido, que nunca se os acordó de plantar aquel renuevo de aceitunas.
Toruvio: ¿Pues en qué me he detenido sino en plantarlo como me rogaste?
Águeda: Calla, marido, ¿y adónde lo plantaste?
Toruvio: Allí junto á la higuera breval,adonde si se os acuerda os di un beso.(se pone cariñosos e intenta besar a ¨´Agueda, que lo aparta)
Mencigüela: Padre, bien puede entrar á cenar que ya está preparado todo.
Águeda: Marido, ¿no sabéis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantaste hoy, que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro ó cinco
about:blankabout:blankPárrafo: Cambiar tipo o estilo del bloqueCambiar la alineación del textoAñadir el títuloLECTURA 2º TRIMESTRE
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TORUVIO, simple , viejo.
ÁGUEDA DE TORUÉGANO, su mujer.
MENCIGÜELA, su hija.
ALOJA, vecino.
(Casa de un lugar. Mencigüela escucha música por unos auriculares. El padre Toruvio golpea la puerta con insistencia.)
Toruvio: ¡Válgame Dios, y qué tempestad ha hecho! Pues qué os tendrá aparejado de comer mi mujer, así mala rabia la mate. ¿Lo oís? muchacha, Mencigüela. Águeda de Toruégano, ¿lo oís?
Mencigüela: ¡Jesús, padre! Y nos vas a romper las puertas.
Toruvio: Mira qué pico, ¿ y adónde está vuestra madre, hija?
Mencigüela: Allá está en casa de la vecina, que le ha ido á ayudar
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MELOCOTÓN EN ALMÍBAR MIGUEL MIHURA
CUATRO CORAZONES CON FRENO Y MARCHA ATRÁS ENRIQUE JARDIEL PONCELA
ENTREMÉS
LAS ACEITUNAS
PASO
PERSONAS.
TORUVIO, simple , viejo.
ÁGUEDA DE TORUÉGANO, su mujer.
MENCIGÜELA, su hija.
ALOJA, vecino.
(Casa de un lugar. Mencigüela escucha música por unos auriculares. El padre Toruvio golpea la puerta con insistencia.)
Toruvio: ¡Válgame Dios, y qué tempestad ha hecho! Pues qué os tendrá aparejado de comer mi mujer, así mala rabia la mate. ¿Lo oís? muchacha, Mencigüela. Águeda de Toruégano, ¿lo oís?
Mencigüela: ¡Jesús, padre! Y nos vas a romper las puertas.
Toruvio: Mira qué pico, ¿ y adónde está vuestra madre, hija?
Mencigüela: Allá está en casa de la vecina, que le ha ido á ayudar a coser.
Toruvio: anda, y llámala.
Águeda: Ya, ya viene de hacer una poca carguilla de leña, que no hay quien se averigüe con él.
Toruvio: Sí, carguilla de leña le parece á la señora: juro al cielo de Dios, que éramos yo y vuestro ahijado á cargarla, y no podíamos.
Águeda: Mira, marido, ¿sabes qué he pensado? Que yo cogeré la aceituna, y vos la acarrearéis con el asnillo, y Mencigüela la venderá en la plaza; y mira, muchacha, que te mando que no las des a menos el celemín de a dos euros.
Toruvio: ¿Cómo a dos euros? ¿No ves que es cargo de conciencia,? Que basta pedir á un euro por celemín.
Águeda: Calla, marido, que es la tierra maravillosa.
Toruvio: Pues aunque sea maravilllosa, basta pedir lo que tengo dicho.
Águeda: No me calientes la cabeza; mira, muchacha, que te mando que no las des a menos el celemin de dos euros. (La menean y maltratan entre los dos.)
Toruvio: ¿Cómo á dos euros? Ven acá, muchada, ¿a cómo has de pedir?
Mencigüela: A como queráis, padre.
Toruvio: A un euro.
Mencigüela: Asi lo haré, padre.
Águeda: ¿Cómo así lo haré, padre? Ven acá muchacha, ¿a cómo has de pedir?
Mencigüela: A como mandéis, madre.
Águeda: A dos euros.
Toruvio: ¿Cómo a dos euros? Yo os prometo que si no hacéis lo que yo os mando, que os tengo de dar más de doscientos correonazos. (Se saca el cinturón y se le caen los pantolanes) ¿A cómo has de pedir?
Mencigüela: A como decís vos, padre.
Toruvio: ¡A un euro!
Mencigüela: Así lo haré, padre.
Águeda: ¿Cómo así lo haré, padre? (Le pega dos azotes en el culo) Toma, toma, haz lo que yo te mando.
Toruvio: Deja a la muchacha.
Mencigüela: ¡Ay, madre! ¡Ay, padre! Que me matan.
Aloja: ¿Qué es esto, vecinos? ¿Por qué maltratáis así a la muchacha?
Águeda: ¡Ay, señor ¡Este mal hombre que me quiere dar las cosas á menos precio, y quiere echar á perder mi casa: unas aceitunas que son como nueces.
Toruvio: Yo juro a los huesos de mi linaje, que no son ni aun como piñones.
Águeda: Sí son.
Toruvio: No son.
Aloja: Hora, señora vecina, hacedme gran placer que os entréis allá dentro, que yo lo averiguaré todo.
Águeda: Averigüe y póngase todo negro sobre blanco.
Aloja: Señor vecino. ¿Qué son de las aceitunas? Sacadlas acá fuera, que yo las compraré aunque sean veinte fanegas.
Toruvio: Qué, no señor, que no es de esa manera que vuesa merced se piensa, que no están las aceitunas aquí en casa, sino en el campo.
Aloja: Pues tráelas aquí, que yo os las compraré todas al precio justo.
Mencigüela: A dos euros quiere mi madre que se vendan el celemín.
Aloja: Cara cosa es esa.
Toruvio: ¿No le parece á vuesa merced?
Mencigüela: Y mi padre un euro.
Aloja: Tenga yo una muestra de ellas.
Toruvio: Válgame Dios, señor, vuesa merced no me quiere entender. Hoy he yo plantado un renuevo de aceitunas, y dice mi mujer que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro o cinco fanegas de aceituna, y que ella la cogería y que yo la acarrease y la muchacha la vendiese, y que había de pedir á dos euros por cada celemín; yo que no, y ella que sí, y sobre esto ha sido la pelea.
Aloja: ¡Oh, qué graciosa pelea !Nunca tal se ha visto: las aceitunas no están plantadas, y ha llevado la muchacha tarea sobre ellas ?
Mencigüela: ¿Qué le parece, señor?
Toruvio: No llores, chica: la muchacha, señor, es como un oro. Ahora andad, hija, y ponme la mesa, que ya os prometo de hacer un vestido de las primeras aceitunas que se vendan.
Aloja: Ahora, andad, vecino, entraos allá dentro, y tened paz con vuestra mujer.(Saluda a los padres y da un beso a Mencigüela.)
Toruvio: Adiós, señor.
Aloja: Por cierto, qué cosas vemos en esta vida que ponen espanto. Las aceitunas no están plantadas y ya las habemos visto reñidas.
1. Haz un resumen del texto, dividiéndolo en planteamiento, nudo y desenlace.
2. Indica los personajes que aparecen y su papel en la obra.
3. Explica dos o tres elementos cómicos de la obra.